SANTO DOMINGO. Al abandonar hoy la Presidencia de la República, tras ocho años consecutivos de gobierno, Leonel Fernández sale del poder con una figura política fortalecida, a decir de algunos analistas.

La imagen del hasta hoy mandatorio dista de la que proyectó en el 2000, cuando se quitó la banda presidencial para colocarla en los hombros del candidato opositor, Hipólito Mejía, que entonces logró la simpatía del 50% de los electores dominicanos.

Fernández, según un sondeo reciente de la firma encuestadora Asisa, goza de un 70% de aprobación entre los dominicanos.

El dato refuerza la percepción que sobre su figura tienen los politólogos Rosario Espinal y Freddy Ángel Castro, que ven en el mandatario una popularidad que aumentó en los últimos días.

En octubre del año pasado, Latinobarómetro publicó los resultados de un estudio en el que Fernández aparecía como el segundo presidente peor valorado en Latinoamérica, con apenas un 36% de aceptación entre los dominicanos.

La razón de la ahora alta aprobación de su gestión, la atribuyen ambos politólogos a su amplia política de infraestructura y al haber mantenido la estabilidad macroeconómica durante los ochos años.

Espinal le agrega un ingrediente más. Y es el hecho de que Fernández se ha expuesto mucho en los últimos días, con su programa de inauguraciones.

Tanto para Castro como para Espinal, esos factores han pesado más, al momento de la población valorar la gestión de Fernández, que cuestiones negativas que también se han mantenido en la administración pública durante los últimos ocho años. Espinal menciona como "grandes huecos" dejados por el mandatario, temas como el clientelismo y la corrupción, que podrían afectarle más adelante.

Castro le agrega en la lista de pendientes, la inseguridad ciudadana y la educación, en la que entiende Fernández debió hacer más esfuerzo, porque tuvo el liderazgo necesario para hacerlo.

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