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Sabia usted "Quien invento la antestesia"


Quien invento la antestesia


En los primeros tiempos de la humanidad, la anestesia natural se encontraba en la naturaleza en plantas como la marihuana o el opio, ya sea mediante infusión o inhalado al fumar. Estas drogas lograban calmar al enfermo, el cual se prestaba más facilmente para cualquier operación que supusiera sentir dolor.
En 1800 Humphry Davy  , químico inglés, descubre el óxido nitroso, pero desconoce sus cualidades analgésicas.
En 1844 , el odontólogo Horace Wells, utiliza por primera vez este óxido nitroso como anestésico en su trabajo.
Ninguna de estas dos personas fueron los inventores adjudicados del descubrimiento de la anestesia. 2 años antes, en 1842 un cirujano llamado Crawford Long utilizó por primera vez en sus operaciones el eter etílicopero tampocoregistró sus logros.
El más listo de todos fué William Thomas Morton, dentista estadounidense, quien demostró públicamente un 30 de septiembre de 1846 el poder anestésico de dicho eter mediante una operación de extracción dental seguida de otra operación sobre un tumor en el cuello de un paciente. En ambas operaciones se durmió al paciente para que no sufiera ningún dolor.
Ya en 1842, William Thomas Morton había estado asociado con Horace Wells, citado anteriormente. No parece que estuvieran conformes con el resultado de sus estudios ya que no participaron de ninguna publicación. En 1844 es cuando Morton se asoció con el científico Charles Thomas Jackson. Entre los dos, patentaron la anestesia con el nombre de "Letheon". Dicha patente quedó anulada por causa de las disputas que ambos dos abrieron para hacerse con la patente de forma individual. No pudieron ser capaces de compartirla y se comenta que vivieron hasta el final de sus días entre reclamaciones, papeleos y demás disputas jurídicas.
En esta lucha por conseguir los derechos de la anestesia, también entró en juego el anteriormente citado Crawford Long que viendo el río revuelto, también quiso dar parte de sus descubrimientos de 1842, e intentar, porqué no, hacerse con la dichosa patente.

Conclusión: Inventor de la anestesia

Podemos decir que el inventor de la anestesia está entre estos 4 hombres: Davy descubre el óxido nitrosoLong lo utiliza pero no le da importancia Wells y Morton lo estudian Jackson y Morton lo estudian y lo patentan
La persona que más interés demostró en el estudio y utilización de la anestesia fue sin duda William Thomas Morton, que además participó en su patente. Por lo que le otorgamos a él, la invención de la anestesia.


Datos extraido de:http://www.quien-invento.com/2010/02/quien-invento-la-antestesia.html

Sabias Usted.....? Quien fue Pancho Villa

Pancho Villa montado en su caballo Siete Leguas. Pancho Villa sería bien conocido por su fama de héroe revolucionario que lucharía verdaderemente por el bienestar del pueblo

Juventud de Pancho Villa (Doroteo Arango)

Doroteo Arango (después Pancho Villa) nació el 5 de junio de 1876 en el Rancho de Río Grande, ahora conocido como La Coyotada, cerca de un pueblo llamado San Juan del Río, del municipio del mismo nombre, en el Estado de Durango. Sus padres fueron don Agustín Arango y Maria Micaela Arámbula, ambos mestizos.De origen muy humilde, era hijo de peones incultos y él tampoco fue nunca a la escuela (Aunque sí aprendería a leer y escribir y promovería el desarrollo escolar en México). Huérfano, tuvo una infeliz niñez y una conducta muy rebelde en la adolescencia, fue leñador, agricultor, comerciante, y bandido antes de hacerse militar revolucionario.

 

Doroteo Arango se convierte en Pancho Villa

En el año de 1894 Pancho Villa se dedicó un tiempo a la agricultura en una hacienda de la familia López Negrete. En septiembre de ese mismo año Doroteo Arango (posteriormente Pancho Villa) se convirtió en fugitivo de la ley por haber asesinado al dueño de la hacienda, Agustín López Negrete, quien había violado a su hermana. Ante tal acontecimiento huyó y se refugió en la sierra donde se dice que sufríó de hambre y llegó al punto de estar moribundo, cuando fue rescatado por una pandilla de bandidos encabezada por un hombre llamado Francisco Villa, quien lo recogió, lo alimentó y se convirtió en su amigo. Al no tener a donde ir, Doroteo Arango empezó a operar con esta pandilla asaltando pueblos y delinquiendo en otras áreas, por su lealtad se ganó la confianza del jefe de la banda (Francisco Villa). En una ocasión Francisco Villa (jefe de la banda) sufrió una herida de bala por lo que agonizando nombró a Doroteo Arango como jefe de la pandilla de bandidos, fue entonces que cambió su nombre de Doroteo Arango a Francisco(Pancho) Villa rescatando el nombre de su buen amigo del olvido para siempre. Pancho Villa y su banda continuaron realizando actos de vandalismo regresando a la hacienda donde había matado a Agustín López Negrete, donde el cuñado del fallecido lo buscaba para matarlo. Doroteo Arango (ahora bajo el nombre de Pancho Villa) acabó con la vida de su rival y los hombres de éste, empezando a seguir una causa en defensa de la clase obrera que era fuertemente explotada al punto de comparación con la esclavitud.

Pancho Villa el Bandolero

Después de los asesinatos, Pancho Villa se echó al monte y, proscrito durante veintidós años, estuvo huyendo de las tropas federales enviadas en su persecución. Pancho Villa entró rápidamente en la leyenda popular. Su nombre se hizo tan famoso que pronto todos los robos de trenes, asaltos y ejecuciones en el norte de México eran atribuidos a la leyenda Pancho Villa.
Pancho Villa se unió a la revolución apoyando a Francisco I. Madero, quien se proponía poner fin a la dictadura de Porfirio Díaz.
Creció un inmenso acervo de historias populares entre los peones de las haciendas en torno al nombre de Pancho Villa. Muchas canciones y corridos celebran aún hoy las hazañas de Pancho Villa, cantadas por los pastores, al calor de sus hogueras, por la noche, en las montañas, que son la reproducción de las coplas heredadas de sus padres o que otros compusieron.
Hay una historia en la que Pancho Villa, enfurecido al conocer la miseria de los peones en la hacienda de Los Álamos, reclutó una pequeña partida y cayó sobre la mansión de los patronos, saqueándola y distribuyendo los frutos expropiados entre los pobres. Después, Pancho Villa Arreó millares de cabezas de ganado desde Terrazas y cruzó con ellas la frontera. Pancho Villa también asaltaba una mina y se apoderaba del oro o plata en barras. Cuando necesitaba maíz, expropiaba el granero de algún latifundista. Las tropas de Pancho Villa eran reclutadas abiertamente en ranchos alejados de los caminos y ferrocarriles más transitados, organizándolos en las montañas.
Muchos de los soldados de la revolución pertenecieron a la guerrilla de Pancho Villa, y varios de los generales constitucionalistas, como Urbina. Sus dominios iban desde el sur de Chihuahua al norte de Durango; pero se extendian hasta Coahuila, cruzando la República, hasta el Estado de Sinaloa.
Pancho Villa era conocido en todas partes como El Amigo de los Pobres. Durante las épocas de miseria, Pancho Villa se encargaba de alimentar a regiones enteras y se hacía cargo de la gente desalojada de sus poblados por las tropas federales.

Pancho Villa entra en la Revolución Mexicana

En las elecciones de 1910, Francisco I. Madero desafió al presidente Porfirio Díaz con un programa democrático y de reformas sociales. El veterano dictador encarceló a Madero para ganar las elecciones. Creyó así consolidado su prolongado dominio sobre la nación mexicana y luego se atrevio a liberar a Madero, subestimándolo, pues éste, una vez en la calle, viajó a Texas, proclamó la insurrección, cruzando la frontera y dirigiéndose hacia la capital, a la vez que agrupaba tropas de voluntarios.
En ese entonces, Pancho Villa era todavía un guerrillero. Sin embargo, Pancho Villa sufrió un gran cambio al conocer a Abraham González, representante político de Francisco I. Madero en Chihuahua. De González recibió la educación básica que le hizo abrir los ojos al mundo político y cambiar su visión sobre su propia vida y su relación con los que estaban en el poder (en este caso, en Chihuahua, la familia Creel Terrazas).
Tres meses después de haberse levantado en armas, apareció repentinamente en El Paso y puso su persona, sus hombres, sus conocimientos y toda su fortuna a las órdenes de la revolución. Las inmensas riquezas que debía haber acumulado durante sus veintidós años de expropiaciones resultaron ser 363 pesos de plata, muy usados.
Porfirio Díaz, el dictador de México, quien fue removido por las fuerzas revolucionarias que apoyaba Pancho Villa.
En mayo de 1911, Madero logró entrar en México acabando con la larga dictadura de Porfirio Díaz iniciada en 1876, que se fue al exilio. El gobierno revolucionario estuvo encabezado primero por Francisco León de la Barra como un régimen interino, y luego por Madero como presidente electo. Pancho Villa se convirtió en capitán del ejército maderista; como tal fue con Madero a la ciudad de México, donde lo nombraron general honorario de los nuevos rurales.
Pero las reformas sociales de la revolución no podían desplegarse sin el apoyo de las masas campesinas. Eso significaba enfrentarse a la oligarquía terrateniente y a los Estados Unidos, que también mantenían importantes intereses económicos en México. Había que atacar poderosos grupos privados para distribuir la tierra entre los campesinos, y éstos últimos no estaban organizados. El gobierno de Madero se vio acosado por la contrarrevolución. En 1912 Pascual Orozco comenzó un levantamiento. Las tropas de Pancho Villa fueron agregadas a las del general Victoriano Huerta, cuando éste partió hacia el norte para combatir la rebelión. Pancho Villa era comandante de la guarnición en Parral y derrotó a Orozco con una fuerza inferior en la única batalla decisiva de la campaña.
Pero Victoriano Huerta no era de fiar y muy pronto empezó a descubrir sus cartas. Había puesto a Pancho Villa en primera línea de fuego para que los veteranos del ejército maderista hicieran la tarea más peligrosa y llevaran la peor parte, mientras los viejos batallones de línea federales se quedaban atrás protegidos por su artillería. Luego inesperadamente Victoriano Huerta le mandó a Pancho Villa ante un tribunal militar en Jiménez, acusándolo de insubordinación, diciendo haberle telegrafiado una orden a Parral, que Villa manifestó no haber recibido. El tribunal militar duró quince minutos y el futuro y más poderoso antagonista de Huerta fue condenado a ser fusilado.
Alfonso Madero, que pertenecía al estado mayor de Huerta, detuvo la ejecución; pero el presidente Madero, obligado a dar apoyo a las órdenes de su general en jefe de la campaña, encarceló a Pancho Villa en la penitenciaría de la capital. Durante todo este periodo, Pancho Villa permaneció leal a Madero, sin vacilaciones, actitud sin precedente en la historia mexicana.
Poco después, Pancho Villa logró fugarse de la cárcel y el gobierno de Madero hizo la vista gorda ante su fuga de la prisión, bien para evitar complicaciones a Huerta, dado que los amigos de Pancho Villa habían exigido una investigación, o bien porque Madero estuviera convencido de su inocencia y no se atreviera a ponerlo abiertamente en libertad.
 
Venustiano Carranza fue también un líder revolucionario, pero más importante fue su rebelión contra el gobierno de Victoriano Huerta, quien se disponía a crear una nueva dictadura.
Desde ese tiempo hasta que estalló el último levantamiento, Pancho Villa vivió en El Paso, Texas, siendo de allí de donde salió, en abril de 1913, para conquistar México con cuatro acompañantes, llevando tres caballos, dos libras de azúcar y café y una de sal.
En febrero de 1913, los latifundistas (contrarrevolucionarios, la "eterna" minoría en el poder) iniciaron su levantamiento contra Madero y, aunque la mitad del ejército les secundó, la suerte de la revolución aún era incierta. El peso de la balanza comenzó a inclinarse a favor de la contrarrevolución cuando a los latifundistas se les sumó Victoriano Huerta al frente de unidades de su ejército acantonadas en la ciudad de México, lo que provocó la renuncia de Madero y su posterior asesinato. La mayoría de los gobernadores reconocieron a Huerta como su nuevo presidente.

La posición de Estados Unidos hacia el gobierno Huertista

Inicialmente, Victoriano Huerta contó con el apoyo de Estados Unidos, cuyo embajador ayudó a organizar el levantamiento de Huerta en la capital. Pero en realidad Victoriano Huerta estaba más bien vinculado a los imperialistas británicos, relación que los vecinos del norte no veían con buenos ojos, por lo que, con prepotencia, el presidente Wilson dijo: "Yo enseñaré a las repúblicas sudamericanas a elegir buenas personas [...] Si el general Huerta no se retira, Estados Unidos se verá obligado a retirarlo recurriendo a medios pacíficos". Pronto se vería en qué consistían esos medios pacíficos. La política de Estados Unidos quería sembrar el caos por todo el país para justificar de esa manera una posterior intervención con sus tropas para lograr la pacificación. Sin embargo, la posición internacional de México era muy complicada en aquel momento. El golpe de Victoriano Huerta coincidió con la llegada de Woodrow Wilson a la presidencia de los Estados Unidos, quien se negó a reconocer al gobierno golpista de Huerta y destituyó al embajador local. Pero la Primera Guerra Mundial estaba a las puertas y la posición de las potencias imperialistas europeas era diferente; querían quedarse con el petróloeo mexicano y reconocieron al nuevo gobierno mexicano.
En octubre Victoriano Huerta detuvo a 110 diputados y se encaminaba a grandes pasos hacia una dictadura abierta. Luego provocó a Wilson al arrestar en Tampico, en la costa del Pacífico, a los marineros del buque Delphin. Venustiano Carranza gobernador de Coahuila convenció a los diputados estatales de que la toma del poder por Huerta era inconstitucional y encabezó una guerra contra Huerta manteniendo el programa de reformas sociales de Madero: reparto de la tierra y nacionalización del petróleo.

Pancho Villa y la División del Norte

Junto con Zapata, Pancho Villa apoyó a Carranza y se opuso a la dictadura de Huerta. Al frente de un puñado de hombres cruzó Río Grande en marzo de 1913. Reclutó hombres en la montañas cerca de San Andrés. Era tan grande su popularidad, que en el término de un mes había levantado un ejército de 3.000 voluntarios.
Woodrow Wilson, fue el presidente norteamericano que entre otras cosas intervino en la revolución mexicana defendiendo los intereses de los Estados Unidos.
Con esta milicia de trabajadores campesinos, Pancho Villa conquistó Chihuahua a finales de 1913 y como dirigente de la famosa DIVISIÓN DEL NORTE obtuvo algunas de las principales victorias de la revolución, entre ellas el asalto por sorpresa con el que capturó Ciudad Juárez a mediados de noviembre de 1913, rechazando la contraofensiva de una poderosa fuerza federal enviada a retomar la ciudad. El 10 de enero de 1914 Pancho Villa capturó Ojinaga después de una violenta batalla y miles de campesinos se unieron a su División del Norte. A mediados de marzo de 1914, Pancho Villa comenzó su marcha contra la casamata de los huertistas en Torreón, Coahuila, un importante nudo ferroviario, en una de las épicas batallas en la que Pancho Villa demostró su gran genio militar.
El ejército federal evacuó Chihuahua y el norte de México estaba casi liberado. Pancho Villa fue nombrado gobernador del Estado y, desde 1913 hasta 1915, confiscó las tierras de los latifundistas, que repartió entre viudas, veteranos, hambrientos y desempleados. Entre las haciendas que saqueó estaba el rancho Babicora, propiedad de Hearst, el magnate de la prensa norteamericana, amigo de Porfirio Díaz. Ejecutaron al administrador, secuestraron a otros cuatro capataces y se llevaron 60.000 cabezas de ganado. Estas haciendas generaban dinero para las fuerzas militares revolucionarias. Pancho Villa emitió moneda propia para impedir el acaparamiento de los ricos y el desabastecimiento de la población. Entonces su primera acción consistió en reunir a los campesinos pobres en la plaza y repartir el nuevo dinero entre ellos. Expulsó a los españoles del territorio bajo su control por su adhesión a la contrarrevolución. La campaña de la División del Norte contra el régimen de Huerta terminó con la caída de Zacatecas el 24 de junio de 1914.

Comienza la enemistad entre Pancho Villa y Carranza

Huido Victoriano Huerta, Carranza entró victorioso en la ciudad de México, cuyas tropas se rindieron el 13 de agosto. Para esa fecha, habían surgido serias diferencias entre Pancho Villa y Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. El antagonismo entre ambos estalló a principios de junio de 1914 cuando Pancho Villa rehusó obedecer la orden de Carranza de enviar un contingente de sus tropas a socorrer a Pánfilo Natera, otro general constitucionalista que tenía a Zacatecas sitiada. Por el contrario, Pancho Villa, al mando de la División del Norte, marchó al sitiado pueblo y dirigió personalmente el ataque a la ciudad. Para vengarse, Carranza suspendió todo tráfico ferroviario entre Aguascalientes y Monterrey, eliminando el apoyo logístico de las tropas de Villa. Al cortársele el suministro de carbón y quedar sus tropas inmovilizadas, Pancho Villa no pudo participar en la campaña final contra las fuerzas federales. Venustiano Carranza no había cesado en su intento por minar la aportación de Pancho Villa a la lucha y éste, obstinadamente, resistía todo intento de Carranza por subordinarlo a él y a sus hombres a la autoridad de Álvaro Obregón y a que se le impusieran los oficiales que debían formar parte de la División del Norte. Mientras tanto, en el campo seguían a pan y agua, Villa estableció contacto con los rebeldes zapatistas en el sur y centro de México. El país quedó así dividido: Carranza en la capital y Villa en la frontera con los Estados Unidos.
 
Álvaro Obregón, el militar que derrotó a Pancho Villa en Celaya, aún Villa contando con el apoyo de Emiliano Zapata
Por otro lado, José María Maytorena, amigo personal de Pancho Villa, había regresado a Sonora a retomar su viejo puesto de Gobernador. Maytorena encontró oposición por parte de Obregón y los otros militares sonorenses que habían dirigido la campaña contra de las fuerzas huertistas en el noroeste durante su ausencia. Los elementos para un conflicto civil estaban dados dentro de Sonora y otras regiones del país entre las fuerzas leales a Maytorena y Villa y aquellos que apoyaban a Obregón y a Carranza. El 22 y 23 de septiembre, Villa y Maytorena repudiaron públicamente la autoridad de Carranza e invitaron a los otros dirigentes constitucionalistas a unírseles. Villa comenzó entonces a desplazar sus tropas hacia el sur.
En un intento por limar las asperezas entre los dirigentes revolucionarios, un grupo de generales propusieron una reunión entre los líderes civiles y los oficiales militares que debía realizarse en Aguascalientes el 1 de octubre. Esa ciudad era considerada territorio neutral puesto que en ella no había guarnición de ninguna de las facciones en conflicto. La Convención, así convocada, exigía las respectivas renuncias de Carranza como Primer Jefe y de Pancho Villa como Comandante de la División del Norte. Sin embargo, Eulalio Gutiérrez, el presidente provisional escogido por la Convención designó a Pancho Villa para encabezar las fuerzas revolucionarias combinadas, en tanto que Villa propuso a uno de sus oficiales para comandar la División del Norte. Carranza rehusó renunciar al puesto de Primer Jefe a menos que Pancho Villa se retirase del ejército. Su exigencia estaba respaldada por Álvaro Obregón y otros generales.

La derrota de Pancho Villa a Manos de Álvaro Obregón

A mediados de noviembre de 1914 había estallado la guerra entre quienes querían impulsar hacia adelante la revolución y los que pretendían frenarla (contrarrevolucionarios, latifundistas). Pero ni con la ayuda de Emiliano Zapata, Pancho Villa pudo derrotar a Carranza. Fue batido en Celaya por Álvaro Obregón, general en jefe del Ejercito constitucionalista y gran estratega.
Rechazado por la reforzada guarnición de Calles, Pancho Villa, con una pequeña fuerza de aproximadamente 5.000 efectivos avanzó hasta Hermosillo, pero fue derrotado en El Alamito el 13 de noviembre por un columna de constitucionalistas. Expulsada de Aguascalientes, la diezmada División del Norte se vio obligada a retirarse hacia el norte vía Zacatecas y Torreón. Hubo otras derrotas y el antiguo amigo y aliado Venustiano Carranza mandó asesinar a Villa.

La intervención imperialista de los Estados Unidos

La revolución mexicana puso a los Estados Unidos en una situación muy difícil. Estaban comprometidos grandes intereses privados y fuertes inversiones de capital que las exigencias revolucionarias del campesinado hacían peligrar. En 1912 el capital estadounidense poseía el 78 por ciento de las minas, el 72 por ciento de las empresas metalúrgicas, el 56 por ciento de la extracción de petróleo y el 68 por ciento del caucho. Los imperialistas estadounidenses trataban de defender esos intereses privados en México. A lo largo de todo el siglo XIX, aprovechando la debilidad del Estado recién nacido de la lucha contra los colonialistas españoles y respaldados por Porfirio Díaz, se habían apoderado de casi dos millones y medio de kilómetros cuadrados de tierras mexicanas, desde California hasta Florida, incrementando en un tercio su extensión y exterminando a pueblos indígenas enteros.
Pancho Villa reclutaba elementos dispuestos a luchar por los ideales de la revolución en los pueblos del norte de México que visitaba, llegando a formar la División del Norte.
La revolución mexicana fue también un movimiento antimperialista que salvó a su país de caer bajo la dominación extranjera de su vecino del norte. En enero de 1915 el gobierno de Venustiano Carranza adoptó una serie de medidas económicas encaminadas a la defensa de los recursos del país: nacionalizó el subsuelo, los bosques, la tierra y las aguas. Defendiendo el derecho de autodeterminación y la no ingerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos, el 26 de septiembre de ese mismo año Venustiano Carranza se pronunció en contra de la doctrina Monroe (Doctrina en que los Estados Unidos se oponen al colonialismo y se autorizan a intervenir en cualquier situación que violase el precepto de "América para los americanos") que los estadounidenses trataban de imponer por toda Latinoamérica. También exigieron una autorización especial para extraer petróleo, y eso ya era demasiado para los magnates capitalistas: Estados Unidos concentró 100.000 elementos en la frontera y desató varias provocaciones.
Los manejos de los Estados Unidos podían impulsar al gobierno mexicano a mirar hacia la potencias imperialistas europeas, como ya había ensayado Victoriano Huerta. Interviniendo en la revolución, los Estados Unidos pretendieron tomar posiciones favorables a sus monopolistas frente a las demás potencias imperialistas al sur de Río Bravo. Por eso el 9 de abril de 1914 los marines desembarcaron en Tampico y fueron detenidos, lo que Washington consideró como un intolerable agravio a su honor. El presidente Wilson pidió ante el Congreso autorización para invadir México a fin de conservar incólume nuestra gran influencia para el servicio de la libertad. El 21 de abril de 1914 un contingente de 15.000 elementos desembarcó en Veracruz, otros tantos aguardaban preparados en las costas y 87 buques de guerra imponían un bloqueo a México. El pueblo de Veracruz se levantó en armas contra los ocupantes, que en noviembre se vieron obligados a retirarse a su país.
Las relaciones con los vecinos del norte eran confusas. Los Estados Unidos decían haber desembarcado sus tropas para apoyar a Carranza pero Carranza criticó la invasión. Los vecinos del norte desconfiaban también de su programa de nacionalizaciones, reforma agraria y separación de la Iglesia católica del Estado.
Por un lado, Pancho Villa ofreció a los norteamericanos la apertura de negociaciones y, por otro, Venustiano Carranza reprendió a Villa por haberle manifestado a George C. Carothers, el agente especial del Departamento de Estado en México, sus deseos de mantener una relación de paz entre su país y Estados Unidos. Durante los primeros diez meses de 1915 los Estados Unidos dudaron y trataron de mediar entre Carranza y Villa, hasta que finalmente reconocieron diplomáticamente a Carranza y autorizaron a las tropas de éste a penetrar en Estados Unidos para atacar por la espalda a las de Pancho Villa. El 19 de octubre, los Estados Unidos ayudaron a las fuerzas constitucionalistas en Sonora permitiendo a unos 4.000 hombres de Carranza cruzar la frontera, en un momento crítico durante el sitio que los villistas le tenían puesto a Agua Prieta (1 de noviembre de 1915).
Pancho Villa junto a Zapata, quien se caracterizaría por liderear las fuerzas revolucionarias del sur.
La respuesta de Pancho Villa no se hizo esperar. A finales de 1915, Pancho Villa en compañía de sus pocos hombres, había regresado a Chihuahua desde donde sigueron la guerra de guerrillas contra los ejércitos constitucionalistas durante cinco años. En enero de 1916, detuvieron un tren en Santa Isabel, capturó a 16 gringos que viajaban en el y los fusiló. En marzo les atacó en su propio territrio, en Columbus, Nuevo México y fusiló a diecinueve estadounidenses. En respuesta, el 15 de marzo un cuerpo expedicionario de 5.000 hombres y un escuadrón de aviones comandados por el general Pershing entraron a México. Entre los invasores estaba un experto en contrainsurgencia, Bill Donovan, uno de los que luego fundaron la CIA. El objetivo era la caza de Pancho Villa. Tres meses después las fuerzas se incrementaron hasta los 26.000 hombres y penetraron 700 kilómetros hacia el sur en el interior de México fracasando en localizar a Pancho Villa. Se encontraron con una encendida resistencia popular. En octubre de 1916 Pancho Villa lanzó un manifiesto llamando a todos los mexicanos a unirse contra los ocupantes. Los invasores tuvieron que replegarse y Pancho Villa se convirtió en el único extranjero que atacó territorio continental estadounidense en casi dos siglos de su historia antes del 11 de setiembre de 2001.

La Muerte de Pancho Villa

A partir de 1920 se dedicó a la agricultura y fue asesinado cuando vivía en una hacienda en Durango mientras viajaba a Parral, en Chihuahua, el 20 de julio de 1923 en una emboscada al cruzar el puente Guanajuato. Pancho Villa fue asesinado no por los federales ni por Carranza, sino por un mercenario de Adolfo de la Huerta, el nuevo Presidente de México. Su tumba fue profanada en 1926, y robado su cráneo, que no ha vuelto a aparecer.

Pancho Villa, Héroe de la Revolución para la posteridad

Villa fue un rebelde ejemplar, parte integrante y alma de los mexicanos oprimidos. En contra de lo que se ha difundido, no bebía ni fumaba. Jamás violó a ninguna mujer, aunque convivía con dos simultáneamente, una en El Paso y otra en Chihuahua. Su gran afición eran los toros y las capeas.
En su extraordinario relato México insurgente, John Reed dejó un retrato excepcional de Villa, que merece la pena recordar:
"La gran pasión de Villa eran las escuelas. Creía que la tierra para el pueblo y las escuelas resolverían todos los problemas de la civilización. Las escuelas fueron una obsesión para él. Con frecuencia se le oía decir:
-Cuando pasé esta mañana por tal y tal calle, ví a un grupo de niños. Pongamos allí una escuela. "
Chihuahua tenía una población menor a los 40,000 habitantes. Pancho Villa estableció más de cincuenta escuelas allí. El gran sueño de su vida era enviar a su hijo a una escuela de los Estados Unidos. Tuvo que abandonar la idea por no tener dinero suficiente para pagar el medio año de enseñanza, al abrirse los cursos en febrero.
Por tanto, tampoco es casualidad que Pancho Villa, igual que otros grandes revolucionarios que han defendido al pueblo trabajador, sea víctima de una infame campaña de intoxicación por parte de la prensa, siempre al servicio de los intereses del capital y los poderosos.
Fuentes:

-http://www.antorcha.org/galeria/villa.htm
-http://es.wikipedia.org/wiki/Pancho_Villa

Sabia usted "Quien invento la salsa?

¿TERMINÓ LA POLÉMICA SOBRE LA SALSA?

Fania All Stars
En primer plano los dos extraordinarios bailarines: Roberto Roena y Aníbal Vázquez
 Tomada de la Revista Waxpoetics, oct/nov 2006


Por:
©Leonardo Acosta
La Habana - Cuba

Leonardo Acosta nació en La Habana Cuba. Durante la década de los años 1950 trabajó como saxofonista con las jazzbands Habana Melodía, Cubamar, Julio Gutiérrez, Benny Moré, Rafael Somovilla, Rey Díaz Calvet, Armando Romeu, Chico O'Farrill y Aldemano Romero (Venezuela), y con grupos de jazz como los de Eddie Shu, Tedd Corabi, Kenny Drew y los que él organizó junto a Frank Emilio (piano), Orlando Hernández (bajo), y Walfredo de los Reyes (batería).  Junto a Walfredo de los Reyes, el saxofonista Gustavo Más, el discjockey Horacio Hernández y otros músicos conocedores del jazz, organizó el Club Cubano de Jazz, que llevó a La Habana entre 1958 y 1960 a músicos como Zoot Simms, Mundell Lowe, Stan Getz, Philly Jones y entre otros. Con más de 14 títulos publicados, sus libros sobre música incluyen Música y épica en la novela de Alejandro Carpentier (1981), Música y descolonización (1982), Del tambor al sintetizador (1983), Elige tú que canto yo (1983), Descarga Cubana (2000) y Raíces del Jazz Latino Un Siglo de Jazz en Cuba (2001).



Desde sus inicios y por más de dos décadas, la música que conocemos como Salsa no ha dejado de ser motivo de
polémicas sin cuento, tanto en Nueva York como en la Habana, en Caracas como en Cali o San Juan. Los principales temas en debate han sido: ¿Existe realmente la Salsa como una música original? ¿Se trata de un "género", de un "estilo", de una " corriente" o a penas de una "manera de hacer"? ¿Posee elementos originales, o es una mera copia de la música cubana de los años 40 y 50, sobre todo del son? Si es algo más que una moda o un sello comercial, ¿cuáles son sus aportes y cuáles sus diferencias con la música cubana anterior? Finalmente, no podía faltar la discusión sobre quién —y cuando— acuñó el término Salsa, que pegó de inmediato y se internacionalizó.

La propia génesis de la Salsa fue problemática. Hoy nadie puede ignorar que sus principales propulsores fueron
músicos puertorriqueños residentes o nacidos en Nueva York. Ya desde los años 40 y 50 brillaron en la escena musical neoyorquina varios boricuas y baste recordar que de las tres bandas que abarrotaron el Palladium, la ya legendaria Meca de la música afrocubana y el mambo, dos eran dirigidas por puertorriqueños: la de Tito Puente y la del muy llorado Tito Rodríguez. La tercera fue la de Machito y sus Afrocubanos, que sin duda fue la más importante y la que trazó pautas en la música afrocaribeña de su época. Si a esto agregamos la presencia de otros estelares músicos y cantantes cubanos en Estados Unidos, podemos explicarnos por qué fue nuestra música -aparte de otros factores- la que se impuso entre los hispanoamericanos e incluso entre los públicos tanto negro como blanco de Nueva York y gran parte de los Estados Unidos.


Tito Rodríguez y Marlon Brando departen en el Palladium de Nueva York
Cerca de los años cincuenta.
La Foto es propiedad de Jimmy Delgado

Aparte de Machito (Frank Grillo), su hermana Graciela y el imprescindible Mario Bauzá, estaban Miguelito
Valdés, Arsenio Rodríguez, Chano Pozo, Chico O' Farrill, Anselmo Sacasas, René Hernández, Cándido Camero, Vicentico Valdés, Armando Peraza, Gilberto Valdés, Chocolate Armenteros, Mongo Santamaría, Marcelino Guerra y Chombo Silva, entre otros, más los que llegaron a fines de los 50 como Israel López (Cachao) o José Fajardo. Si a esto añadimos el peso de las grabaciones de verdaderas leyendas como Benny Moré o la Orquesta Aragón, puede entenderse porque los puertorriqueños y newyorricans se dedicaron a la música cubana más que a la suya propia; hubo que esperar a Ismael Rivera y Rafael Cortijo para que se prestara atención a la plena y la bomba. En la década de los 60, los ritmos cubanos y sus intérpretes pasaron a un segundo plano debido a dos motivos: la ruptura de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, que impidió el libre flujo de músicos cubanos, y la "invasión" del rock británico, que acaparó la atención del público joven en todo el mundo y desplazó incluso a músicas afronorteamericanas como el jazz y los rhythm & blues, ese popular género que engendró al rock-and roll en los 50 y nutrió al propio rock de los 60.
 

Pacheco tocando la flauta con la banda de Tito Rodríguez en el Palladium
 cerca de los años cincuenta.
Foto de Martin Cohen

Los nuevos ritmos cubanos no llegaban ya a Nueva York, y el éxito de la bossa nova brasileña y de la "pachanga"
resultaron efímeros ante la incontenible marea roquera. Por otra parte, en USA nunca se habló de "música popular cubana", sino de 'mambo' o 'chachachá'. Y nada parecía surgir para reemplazarlos. Mientras tanto, talentosos músicos de Nueva York (principal centro de difusión mundial de la música cubana) preparaban el relevo: se llamaban Johnny Colón, Héctor Rivera, Joe Cuba (Gilberto Calderón ), los hermanos Charlie y Eddie Palmieri, Joe Bataan, Ray Barreto, Willie Bobo, Bobby Marín, King Nando, Ralfi Pagán, Larry Harlow, TNT Band, Joey Pastrana, Johnny Zamot, Pete Rodríguez.


Joe Bataan y The Latin Swingers. La Primera banda de Joe en el Harlem Hispano. Cerca de 1963.
Foto de Joe Bataan. (Tomada de la Revista Waxpoetics, oct/nov 2006)


Por esos años surgió una nueva modalidad bailable entre los negros norteamericanos: el bugalú (boogaloo), que inspiró a los latinos para crear la fusión que se conoció como Latin boogaloo o "b
ogaloo latino". Entre los cultores de esta nueva onda estaban Richie Ray, Johnny Colón, los hernanos Lebrón, Joey Pastrana, Pete Rodríguez, Willie Colón, Ray Barreto y el sexteto de Joe Cuba con Jimmy Sabater y Cheo Feliciano. Algunos de ellos emplearon letras en inglés y español y lograron cruzar la fronteras entre distintos públicos: ante todo, en 1967 lograron impactar a los afronorteamericanos, pues en medio de su lucha por los derechos civiles, varios textos de "bugalú latino" expresaban solidaridad con su causa; pero incluso hubo números que se impusieron a escala nacional, llegando a penetrar Joe Cuba en las listas de los hit parade.


Tal como señaló César Miguel Rondón (El libro de la Salsa, 1980); el éxito inmediato del boogaloo y el auge de las descargas improvisadas
siguiendo la pauta trazada por Cachao contribuyeron a marginar aún más las grandes bandas de los años 50 y a los propios géneros tradicionales cubanos. La reacción no se hizo esperar, y algunos de los 'monstruos' de esta corriente, como Tito Puente, junto con varios empresarios y disc-jockeys, se confabularon contra el boogaloo, que finalmente pasó a mejor vida. Poco después, a finales de los años 60 y a principios de los 70, comienza a abrirse paso, con distintos cambios en los ritmos, orquestaciones y enfoques, lo que pronto se llamó Salsa, de la cual han dicho los críticos Charley Gerard y Marty Sheller (1989) que: "Surgió a la palestra a través de la moderna tecnología del estudio de grabación!" (....) La Salsa fue indudablemente el primer estilo de música latina en que los valores del proceso de producción fueron de importancia primordial. La Salsa fue recibida con enorme interés debido a la promoción que le hicieron los que tenían un interés financiero en su éxito(...) En gran parte, la Salsa se convirtió en la creación de la Fania Records. A fines de los 60, la Fania comenzó a distribuir discos bajo su propio sello y también los de las pequeñas compañías de música latina independientes. La Fania estaba interesada en controlar la dirección de la música que ayudó a popularizar y que distribuyó tan exitosamente por el mundo entero.

Patato Valdés, Eddie Palmieri y Ángel Lebrón. Foto de Martin Cohen

Debido a esta tendencia, se quería persuadir a los artistas que no se apartaran del sonido característico que los había dado a conocer. Se insiste aquí en el giro comercial que, en efecto, imprimió la Fania a la música. Entre altas y bajas, aciertos y errores, la disquera promovió, bajo la dirección artística de Johnny Pacheco, cierto auge de la charanga cubana en Nueva York (que ya había inciado Palmieri) y en general, lo que Rondón ha calificado de tendencia "matancerizante", y a la larga perdió su hegemonía al poner trabas a las tendencias más progresivas dentro de la Salsa.


REACCION CUBANA ANTE LA SALSA

Quizás con excesiva vehemencia, los cubanos impugnaron airadamente la Salsa desde que se acuñó el término:
y lo curioso es que hubo entera coincidencia entre los cubanos de la isla y los de Nueva York. Mario Bauzá, Machito, Cachao, todos a una negaron que la Salsa fuera otra cosa que la misma música tocada por ellos en los años 40. Tito Puente, totalmente identificado con la música cubana de la fructífera Era del Mambo, el Chachachá, y el Afro-Cuban Jazz, no se cansa de repetir que la única salsa que conoce es la salsa de tomate.

En Cuba no se trató solo de los músicos, sino también de periodistas, musicólogos y todo el aparato difusor de la música, y en cierto momento llegó a establecerse una prohibición no formulada contra la Salsa. (Como de costumbre la radio nacional nos libró entonces, al menos en parte, de lo que se había convertido en otro tabú ridículo, como el impuesto antes contra el rock). La Salsa fue indudablemente el primer estilo de música latina en que los valores del proceso de producción fueron de importancia primordial.

Quiz
ás con excesiva vehemencia, los cubanos impugnaron airadamente la Salsa desde que se acuñó el término. Veteranos músicos como Enrique Jorrín, Antonio Arcaño, Rafael Lay, Rosendo Ruiz Quevedo, Richard Egues y otros, rechazaron la Salsa en actitud muy similar a la de sus cofrades en el exterior. Fue casi un problema de honor nacional. No faltó quien pensara en una cuestión generacional, pero sin duda esta reacción contra la Salsa partía de una lamentable realidad: las imitaciones y hasta plagios de estilos y números cubanos por parte de ciertos músicos inescrupulosos de allá que afectaban directamente a los cubanos, imposibilitados además de establecer reclamaciones legales por tales abusos. Por otra parte, surgía allá una Salsa 'política' con Rubén Blades y Willie Colón, que fue aceptada en Cuba sin reservas. Y el bloqueo cultural contra Cuba, y más concretamente contra nuestras agrupaciones musicales, entró en una fase de 'distensión' hacia 1978. La CBS grabó un LD y patrocinó una gira de Irakere por Estados Unidos, así como su participación en el Festival de Jazz Newport, y propició el Encuentro Cuba-USA en el teatro Karl Marx, donde paradójicamente actuó, junto a las estrellas de jazz y pop de la Columbia, la orquesta Fania All Stars. La ausencia de promoción por la parte cubana se sumó a la ya existente, y la presencia de las estrellas de Fania en la Habana pasó prácticamente inadvertida salvo para algunos músicos que hicieron contactos amistosos con los salseros. Ni siquiera hubo lugar para la controversia, como sí ocurrió luego con la infortunada visita a bombo y platillo de Oscar de León, que significó un 'bandazo' de 180 grados en la política del aparato difusor musical.

Rubén Blades quien generó la Salsa 'política' o la Salsa con mensaje social
Escúchese el primer tema de este CD, Juan González de su propia inspiración

En la década de los 80 el panorama salsero fue decayendo en Estados Unidos; el emporio de la Fania se derrumbaba y algunos críticos vaticinaron el fin de la Salsa. Llegaba el reinado de los 'cantautores' y divos de esa música cursilona, azucarada y comercial bautizada con acierto por la crítica norteamericana como "Spanish-pop", pues no es otra cosa que una imitación servil de lo peor del pop anglosajón. Varios salseros intentaron responder con la 'Salsa erótica', otra etiqueta a modo de reclamo publicitario, sin demasiado éxito.

En cambio, en Venezuela, Colombia y Puerto Rico se mantenía la popularidad de la Salsa y verdadera pasión por
los ritmos caribeños, así como grupos y orquestas de auténtica relevancia. Mientras tanto, en Cuba seguía languideciendo la música bailable, afectada de una parálisis sin precedentes en nuestra historia y que comenzó hacia 1968-1970 cuando la juventud sólo parecía interesarse por la nueva trova o el heavy metal y otras variantes del rock. Que se trataba de una situación artificial lo vino a demostrar la televisión en 1979 con un programa titulado Para bailar, que evidenció el interés del público joven en nuestros ritmos bailables. Así quedó demostrado que los jóvenes cubanos se habían 'alejado' de su música simplemente porque no existían ya locales dónde bailar, como tampoco las orquestas tenían dónde tocar. Casi imperceptiblemente, se fueron creando en los años 80 las condiciones para lo que puede anunciarse como una verdadera explosión de agrupaciones de música cubana bailable. Estas orquestas supieron aprovechar el más mínimo espacio o coyuntura que se les iba presentando en esos años. Entre éstas podemos citar:

 
1.    La celebración de los festivales Jazz Latino Plaza, donde probaron fuerza y se dieron a conocer músicos y grupos que luego derivaron del jazz latino a la música bailable.

2.    La habilitación de algunos locales y espacios para el baile.

3.    El resurgimiento del turismo internacional.

4.    La creación de programas televisivos como 'Mi Salsa'
 
5.    La apertura hacia el exterior, con lo cual nuestras agrupaciones se han presentado en vivo en las Américas, Europa y Japón.

6.    El creciente interés de las disqueras y la radio de diversos países por difundir nuestra música más nueva, llegando algunos números y orquestas a situarse en el tope de la popularidad incluso en Nueva York.
 
7.    El renacimiento internacional de la Salsa y la música afrocubana, que incluso ha ganado adeptos en los países escandinavos, España, Suiza, Holanda y Japón, superándose el impasse de los años 80.



COMPONENTES Y APORTES DE LA SALSA

A todas estas, hemos soslayado la cuestión central: el debate en torno a la Salsa y los argumentos esgrimidos al respecto. ¿Es que la Salsa en
realidad no es otra cosa que la amalgama de ritmos afrocubanos ya tradicionales? En este sentido la polémica puede muy bien terminar, pues casi todos los salseros admiten que la base de esta música es el son cubano, y otros ingredientes importantes, como el guaguancó, el mambo o el chachachá que también son de Cuba.

En cuanto a otros ritmos afrocaribeños, es cierto que varios músicos han logrado experimentalmente excelentes trabajos de fusión con la plena y la bomba, con el merengue, la cumbia o el joropo. Pero se trata de casos más bien asilados, no de la norma, y resulta difícil hablar de un género que no sea cubano y forme parte integral de la Salsa. Es más, el reciente auge del merengue ha venido a profundizar la brecha ya existente entre éste y la Salsa, y ambas partes enfatizan sus diferencias de manera acaso exagerada y hasta belicosas (una saludable excepción la constituyen Juan Luis Guerra y la 440). Los aportes salseros deben buscarse por tanto en otra parte.
 
En los momentos en que se era salsero o antisalsero, es decir, cuando dejó de emplearse la razón, el maestro Armando Romeu ilustró en varias charlas -o clases magistrales- las principales diferencias, al menos entonces (años 70) entre la Salsa y la música que se ejecutaba entre nosotros; y con una simple ecuación de primer grado explicaba la diferencia en los planos tímbrico y orquestal; allá (en Nueva York) habían cambiado y modernizado las secciones de vientos, manteniendo el ritmo tradicional; aquí se había hecho todo lo contrario, introduciendo la electrónica en el bajo y los teclados. Veinte años más tarde, diríamos que en líneas generales hay diferencias en: la manera de tocar y combinar los instrumentos de percusión; los montunos del piano; los bajos; los arreglos y formatos orquestales; las voces (inflexiones vocales, improvisaciones y estribillos); los movimientos escénicos, y los textos cantados.

Es un hecho conocido que los salseros en sus textos reflejan la
vida cotidiana y la lucha social de la minoría hispanoparlante más o menos marginada en Nueva York y otras grandes ciudades de Estados Unidos y el Caribe. Y el hecho de que haya características propias de los textos de un género o estilo de música popular es importante, como lo demuestran la guaracha, el guaguancó, el tango, la ranchera, los blues, el bolero, y más recientemente la nueva trova.
 
En cuanto a parámetros exclusivamente musicales, hemos señalado los arreglos y formatos orquestales, con la preeminencia del trombón entre los vientos, lo cual proviene de una tradición boricua que pasa directamente de Mon Rivera a Willie Colón y se impone hoy en Cuba. Otro ejemplo sería el del contrabajo, que en Nueva York y el mundo salsero sigue la línea establecida por Cachao, Julio Andino y Bobby Rodríguez, mientras en Cuba se impuso el bajo-guitarra. Andy González lamenta con razón este cambio, con el cual se pierde la profundidad y el swing que proporciona el contrabajo acústico a la sección rítmica afrocubana (y al jazz). Andy, quien ha visitado Cuba, atribuye esa pérdida al hecho de que en la isla no entró el 'baby bajo' –sólo producido por la Ampeg en USA-, que posee las ventajas de la amplificación electrónica sin perder la calidad del sonido del contrabajo (Larry Birnbaum, 1992). En cuanto a los cantantes, al escuchar a ciertos salseros resulta evidente lo que deben a los pleneros y demás tradiciones vocales del Caribe. Por este camino y mediante el análisis de una discografía bien seleccionada, podríamos llegar a enumerar una serie de aportes de esta música a la tradición afrocubana y afroantillana. Baste ahora señalar que gracias a la 'actualización' o 'reinterpretación' de nuestra música por los 'neoyorricans' y otros caribeños, ésta siguió difundiéndose por el mundo durante tres décadas de aislamiento de la música cubana.
 
 
Larry Harlow, Bobby Valentin y Jerry Massucci
Tomada de la Revista Waxpoetics, oct/nov 2006
 

 Actualmente estamos comprobando que ésto fue positivo. Y felizmente, sin perder nuestras propias características y con espíritu innovador, en Cuba hemos asumido la Salsa como parte de una herencia común, dejando de verla como un alien al que se debe combatir. Y sin embargo, no creemos que llegue a cesar la polémica sobre un fenómeno cuyas raíces mismas nacen en zona de conflicto, como lo prueba la controversia sobre quién inventó o acuñó el término Salsa. Otro motivo para el debate, y acaso para otro artículo.

Notas

1.  Vernon Boggs. Salsiology: Afro-Cuban Music and the Evolution of Salsa in New York City. New York, Excelsior, 1992.

2.  Cesar Miguel Rendón. El libro de la salsa.  Caracas, Editorial Arte, 1980.

3.  Charley Gerard y Mary Sheller. Salsa! The Rhythm of Latin Music.  Indiana.  White Clifft Media, 1989.

4.  Leonardo Acosta. Del Tambor al sintetizador. La Haban, Editorial Letras Cubanas, 1983.

5.  Larry Birnbaum.  «A Botton Man Speaks Out: Andy González, Bassist», en Vernon Boggs. Salsiology: Afro-Cuban Music and the Evolution of Salsa in New York City. New York, Excelsior, 1992.


Este artículo fue publicado originalmente en el periódico El Nuevo Día, de San Juan, Puerto Rico, el domingo 16 de junio de 1995; luego en Música Cubana, La Habana, No. 0 1997.
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