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Sabia Usted..? Quien inventó La nevera

Nevera Monitor
Esquema de la refrigeración por compresión: 1. Transferencia de calor al exterior, 2. Válvula de expansión, 3. Absorción de calor desde el interior, 4. Compresión del gas.
 La idea es simple pero genial: hacer que el refrigerante se comprima fuera del recipiente, con lo que se calienta, pero que se expanda dentro del recipiente, con lo que se enfría, y moverlo entre uno y otro estado. De ese modo, puede hacerse que el exterior esté cada vez más caliente y el interior cada vez más frío, algo que, hasta entonces, parecía antinatural.
El primer sistema de refrigeración artificial, basado en las ideas de Faraday, fue fabricado por William Cullen en 1748, y mostrado al público en la Universidad de Glasgow. Sin embargo, la refrigeración fue durante el resto del siglo una curiosidad científica, y no fue hasta casi un siglo después, hacia 1850, que este sistema empezó a tener un uso práctico.

Entre 1850 y 1851, el Dr. John Gorrie fabricó una máquina que era capaz de fabricar hielo (lo único que hacía falta, por supuesto, era utilizar un refrigerante y un sistema de expansión-compresión que lo llevase por debajo de cero grados centígrados). En 1857, el australiano James Harrison fabricó el primer frigorífico industrial, destinado a la industria cárnica y cervecera. Aunque no es el asunto específico de este artículo, el primer sistema de aire acondicionado (que utiliza, por supuesto, justo el mismo sistema de refrigeración) fue diseñado en 1902 por Willis Haviland Carrier – sí, el fundador de la Carrier.
Sin embargo, lo que hoy conocemos como “nevera” (es decir, un electrodoméstico, no una máquina industrial) aún estaba por llegar. En las casas seguían usándose las neveras primitivas con su depósito de hielo o nieve. El problema, naturalmente, era el precio: la tecnología existía, pero las bombas necesarias eran muy caras, y la electricidad no estaba en todas partes. La primera modernización llegó de forma discreta: en vez de tener que ir hasta las montañas para bajar nieve, la gente compraba hielo en las fábricas, que utilizaban los sistemas de refrigeración para producirlo a partir de agua.

La primera empresa en construir una nevera doméstica fue la americana General Electric, aunque no para sí misma, sino para la American Audiffren Refrigerating Machine Company del francés Marcel Audiffren, el primero en patentar una nevera diseñada para el hogar. Las neveras Audiffren eran un auténtico lujo: la primera comercializada, en 1911, costaba la friolera de mil dólares. ¡Pero mil dólares de 1911 era el doble de lo que costaba un coche!
Pronto otras empresas (incluyendo la General Electric con sus propios modelos) empezaron a hacer la competencia a Audiffren, y los precios bajaron: la Kelvinator de 1922 costaba “sólo” 714 dólares. ¡Pero es que un Ford T de 1922 costaba 450 dólares!
Además, estas primitivas neveras eléctricas no eran como las de ahora: la nevera en sí estaba en la cocina, pero el tamaño de las bombas de compresión era tan grande que no podían instalarse en el propio aparato. Una serie de tubos iban de la nevera al lugar en el que se encontraba el sistema de refrigeración en sí (como ocurre con algunos aires acondicionados actuales), normalmente instalados en el sótano de la casa. Durante esta época empezaron a añadirse compartimentos congeladores en las neveras (hasta entonces no podían fabricar hielo).
Por cierto, Michael Faraday no fue el único científico famoso que tuvo que ver con el desarrollo de la nevera. Aunque no se haya reflejado en el posterior desarrollo de este electrodoméstico, por esta época Albert Einstein y Leo Szilárd trabajaron en el diseño de versiones que podrían haber sido revolucionarias, como nos cuentan en Tecnología Obsoleta. Fascinante.
Sin embargo, la primera nevera “para las masas”, y ya con una unidad de refrigeración integrada en el propio aparato, fue la serie de modelos Monitor de General Electric hacia 1927:

Como puedes ver, el sistema de refrigeración aún es visible encima de la nevera, pero al menos no está en otra habitación. Estas neveras (de las que se fabricó más de un millón) utilizaban dióxido de azufre como refrigerante, algo no muy recomendable, ya que es tóxico. Por cierto, algo en lo que no hemos mejorado precisamente desde entonces es la calidad de fabricación: hay bastantes Monitor que siguen funcionando hoy, ochenta años despúes.
Hoy en día no es fácil ver el sistema de refrigeración de nuestras neveras, pero hay cosas del ciclo que he descrito que sí puedes notar. Por ejemplo, seguro que estás familiarizado con la rejilla y el serpentín que hay en la parte de atrás de la nevera: están muy calientes, puesto que ahí es donde el líquido caliente (ya comprimido) está soltando calor al exterior. A continuación se expande y evapora, y el tubo está en contacto con la pared interior del compartimento donde ponemos la comida, enfriándolo. Aún es posible oir la bomba de compresión (especialmente, si no funciona muy bien), aunque se encuentre en las entrañas del aparato. Además, algunas neveras no sólo dependen del contacto del circuito de refrigeración con la pared interior, sino que tienen rejillas dentro de las cuales hay ventiladores que favorecen el intercambio de calor.
Naturalmente, hoy en día no se emplea dióxido de azufre como refrigerante. Sus sucesores fueron gases llamados clorofluorocarburos (CFCs) como el triclorofluorometano o el diclorodifluorometano, comercializados por la empresa Dupont con la marca “Freón”. Estos refrigerantes eran tan comunes que suelen llamarse freones, cuando en realidad eso es la marca (algo parecido a lo que pasó con los kleenex o el celo).
Sin embargo, los CFCs, aunque no eran tóxicos, resultaron ser muy peligrosos en otro sentido: al liberarlos a la atmósfera tomaban parte en una serie de procesos que hacían disminuir el espesor de la capa de ozono, de modo que con el tiempo éstos también fueron sustituidos por muchos otros (hoy en día se emplean muchísimos diferentes), no tan nocivos para el medio ambiente. También existen otros sistemas de refrigeración que no emplean la compresión, como los de Efecto Peltier.
Por cierto, si has entendido el funcionamiento de la nevera, también comprendes por qué es absolutamente estúpido abrir la puerta de la nevera para enfriar la casa (sí, sí…hay gente que lo hace). La nevera extrae calor del interior y lo suelta por la espalda del aparato, de modo que no está enfriando la casa. Es más, ¡la está calentando! Piensa que la nevera está conectada a la corriente eléctrica, y cuando funciona, está introduciendo energía en la casa. El aire acondicionado tiene una parte fuera de la casa, que es donde el refrigerante transfiere calor al exterior, de modo que ahí sí que tiene sentido.
Espero que hayas disfrutado conociendo mejor a este electrodoméstico – estoy oyendo la bomba de compresión del mío, murmurando suavemente mientras transfiere calor en sentido contrario a lo que la intuición sugiere. ¡Ay, si Faraday pudiera verlo!

Datos Extraidos de:  http://eltamiz.com/2007/08/28/inventos-ingeniosos-la-nevera/
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