Aventuras gastronómicas en alta mar
By CRISTINA JURI ARENCIBIA
Especial/El Nuevo Herald
Atardecía mientras caminábamos por Central Park, admirando el verdor de la naturaleza, la belleza del lugar, y discurriendo dónde cenar. A ambos lados de la calle algunos paseantes disfrutaban del paisaje, caminando o sentados en cómodos bancos. Esta escena, completada con un gaitero escocés, no tuvo lugar en el famoso parque neoyorquino, sino en uno de los siete maravillosos ``vecindarios'' del Oasis of the Seas, el nuevo y espectacular crucero de Royal Caribbean Cruise Lines.
Cenamos al aire libre en Giovanni's Table ($15 por persona, en horario de cena), disfrutando de una sabrosa comida toscana: antipasto coronado con prosciutto di Parma, papardelle en crema de radicchio y pancetta, y una dulce zuppa inglesa.
En el mismo vecindario se ubica el elegante y ecléctico 150 Central Park ($35 p/p), donde la joven chef Keriann Von Raesfeld, ya con galardones en su haber, prepara sus creaciones estilo americano contemporáneo, como un delicado halibut espolvoreado con albahaca, parte de un menú de cinco platos, más postre y quesos. Su pan de masa agria, en forma de flor de lis, es delicioso. Y el toque diferente es un original recipiente en la mesa, conteniendo sales gourmet de seis colores.
Al otro lado de la ``calle'' está Chops Grille ($25 p/p), especializado en buenas carnes y mariscos. En su cálido ambiente, cenamos torta de cangrejo empanizada y una celestial mousse de espléndida presentación. Si prefiere sentarse a degustar una copa de vino y tapas, Vintages es un clásico que también encontrará en Central Park.
Los placeres de la buena mesa son uno de los mayores atractivos de un crucero, y, en el Oasis, son un monumental operativo. La nave, la más grande del mundo, es única en su maravilloso diseño arquitectónico, fabulosos espacios abiertos, tecnológicamente superior y con más entretenimiento y atractivos que ningún otro crucero. Son 24 las buenas opciones gastronómicas, preparadas en 16 galeras a bordo. Usted elige si desea comer en los restaurantes incluidos en el costo del crucero o en alguno de los sitios alternativos. En las cocinas del Oasis, los pedidos llegan a través de monitores, y eso ayuda a un mejor fluir del operativo.
Johann Petutschnig, austríaco, es el chef ejecutivo. A sus 37 años, y con la enorme responsabilidad de dirigir la cocina principal y 348 empleados, tiene la serenidad de una persona de mayor edad. Petutschnig cocinó para el Rey Olaf de Noruega, preparando varias fiestas de cumpleaños para él y la Reina. En tierra, reside en Toluca, con su esposa mexicana. Petutschnig creó distintivos menús para Opus, el espléndido comedor principal, ubicado en tres niveles. El consenso general de los comensales fue que la comida de Opus es muy buena. Con 5,600 pasajeros a bordo, es un gran desafío. Muy recomendable es la cremosa y exquisita tarta de cebollas Vidalia y los igualmente buenos linguini con salsa de hongos y aceite de trufas. Para postre, una divina Pavlova --merengue horneado, con crema y fresas, auténtica como hacía tiempo que no la degustaba.
El Windjammer Marketplace, en cada barco mejor diseñado para un cómodo fluir de pasajeros, tiene mucha luz natural y es uno de los tradicionales y agradables sitios en las naves de RCCL, para desayunar de bufé, degustando una amplia variedad de comidas internacionales.