Hoy se celebra el Día Internacional de la Biodiversidad.
El río Ozama sufre el desecho permanente de residuos.
SANTO DOMINGO. En medio de un río Ozama con aguas de color oscuro, olor pestilente y nauseabundo, el Ministerio de Medio Ambiente (MA) conmemoró ayer el Día Mundial de la Biodiversidad (22 de mayo).
La intención fue sensibilizar a los residentes de los barrios marginados ubicados en la ribera de los ríos Ozama e Isabela sobre la necesidad de su protección. En las riberas los habitantes vierten sus desechos y aguas residuales. Contradictoriamente en esas mismas corrientes se bañan, recrean, transportan y pescan lo que luego consumen o venden.
El lugar de la celebración fue la isla Esperanza, un delta en la confluencia de los ríos Ozama e Isabela, "descubierto" recientemente por la Secretaría de Medio Ambiente, donde se lleva a cabo un plan de recuperación para su disfrute.
El Día Internacional de la Diversidad Biológica se celebra desde 1994, con la intención de recordar la contribución que hacen la variedad de la vida en la mitigación de pobreza y para el logro de los Objetivos del Milenio. En el evento participaron moradores de los barrios, que se sumaron a las actividades folclóricas.
La intención fue sensibilizar a los residentes de los barrios marginados ubicados en la ribera de los ríos Ozama e Isabela sobre la necesidad de su protección. En las riberas los habitantes vierten sus desechos y aguas residuales. Contradictoriamente en esas mismas corrientes se bañan, recrean, transportan y pescan lo que luego consumen o venden.
El lugar de la celebración fue la isla Esperanza, un delta en la confluencia de los ríos Ozama e Isabela, "descubierto" recientemente por la Secretaría de Medio Ambiente, donde se lleva a cabo un plan de recuperación para su disfrute.
El Día Internacional de la Diversidad Biológica se celebra desde 1994, con la intención de recordar la contribución que hacen la variedad de la vida en la mitigación de pobreza y para el logro de los Objetivos del Milenio. En el evento participaron moradores de los barrios, que se sumaron a las actividades folclóricas.
De OMAR SANTANA