Participación Ciudadana ve crece tráfico drogas en RD; cuestiona informe oficial.
SANTO DOMINGO.- Participación Ciudadana expresó consternación porque, a su juicio, en la República Dominicana ha crecido notoriamente en los últimos meses el tráfico y consumo de drogas, el lavado de activos y el crimen organizado. Dijo que el informe rendido recientemente por las autoridades sobre el caso de José Figueroa Agosto y el asesinato del coronel José Amado Gonzalez "ha dejado a la opinión pública profundamente impactada, porque refleja la incapacidad" de los organismos oficiales para descubrir el modus operandi y los responsables de un negocio que se desarrolla "a la vista de todos. El movimiento cívico dijo que el narcotráfico ha llegando a niveles tan alarmantes que mantienen en estado de terror y angustia a ciudadanos honrados y trabajadores que ven con espanto cómo personeros de la peor calaña, dominicanos y extranjeros, dominan importantes negocios, gastan millones y exhiben inmensas riquezas a la vista de todo el mundo. Opinó que otro grave problema es que los narcos penetran las estructuras policiales, militares y de persecución del delito, hasta el punto de que son muy pocos en el país los que conservan alguna confianza en que los órganos del Estado podrán eliminar o al menos controlar este terrible mal. La posición de Participación Ciudadana está contenida en un documento que fue leído en rueda de prensa por el presidente de esta entidad, Samir Shami Isa, cuyo texto es el siguiente: PARTICIPACION CIUDADANA ANTE EL AUGE DEL NARCOTRAFICO Participación Ciudadana expresa su consternación frente a los acontecimientos ocurridos en el país en los últimos años y especialmente en los últimos meses, los cuales revelan el crecimiento del negocio ilegal del tráfico y consumo de drogas, el lavado de activos y el crimen organizado, llegando a niveles tan alarmantes que mantienen en estado de terror y angustia a la familia dominicana, a los ciudadanos y ciudadanas honrados y trabajadores que ven con espanto cómo personeros de la peor calaña, dominicanos y extranjeros, dominan importantes negocios, gastan millones y exhiben inmensas riquezas a la vista de todo el mundo, mientras penetran las estructuras policiales, militares y de persecución del delito, hasta el punto de que son muy pocos en el país los que conservan alguna confianza en que lo órganos del Estado podrán eliminar o al menos controlar este terrible mal que ya está llevando tanto luto y temor a la familia dominicana. Los niveles a los que ha llegado el narcotráfico en el país han sido revelados y reconocidos por las mismas autoridades nacionales y registrados por la prensa nacional e internacional. Hemos sido señalados como uno de los principales puentes del tráfico de drogas hacia Estados Unidos, Europa y América Latina y, aunque la cantidad es muy difícil de cuantificar, dada la magnitud y la oscuridad en que se desarrolla ese nefasto negocio, cabe suponer que suman grandes cantidades la droga y el dinero que se está quedando en el país producto de ese tráfico. En la reunión con los directores de prensa celebrada el lunes 11, las autoridades hablaron de 123 vuelos con cargamentos de drogas cuantificados sólo en el 2009. No sabemos cómo se llegó a esa cifra, si esos vuelos fueron sólo los detectados o incluyen un estimado de los que logran llegar a su destino con éxito. De cualquier manera, esta cifra refleja la gran magnitud del negocio y, por otro lado, parece indicar que las autoridades nacionales tienen mucha información sobre el mismo. En los últimos meses se han asestado algunos golpes, pero los grandes capos y sus cómplices en las estructuras de poder no han caído y la impresión generalizada es que el negocio apenas ha sufrido pequeñas pérdidas previsibles y se mantiene en auge. El informe preliminar presentado por el Jefe de la Policía Nacional y el Director Nacional de Control de Drogas el pasado lunes 11, ha dejado a la opinión pública profundamente impactada, porque el mismo refleja la incapacidad de los órganos responsables para desentrañar el modus operandi y los responsables de un negocio que se desarrolla a la vista de todos. Después de más de cuatro meses desde la fuga de Figueroa Agosto, cuando se esperaba que se dieran a conocer detalles importantes e inéditos sobre la forma en que opera este capo, quiénes son sus principales socios y cómplices y de qué manera se relaciona con las estructuras del poder, la forma en que escapó Sobeyda Feliz y cuál era la relación entre Figueroa y el asesinado coronel González y otros altos oficiales, el informe no menciona absolutamente nada importante y se concentra en aspectos cosméticos, secundarios y de poca relevancia jurídica, como lo son la vida sexual del renombrado capo y la forma en que lavaba algunos de sus activos. Constituyó una ofensa para el país y para la prensa nacional una presentación llena de escenas pornográficas que podrían alimentar el morbo popular pero no contribuir al esclarecimiento de un crimen claramente relacionado con grandes intereses y conflictos del bajo mundo de las drogas y del poder. El país se quedó esperando al menos una admisión responsable y transparente sobre el involucramiento de miembros de los cuerpos policiales y militares en el negocio de Figueroa Agosto y del tráfico de drogas en general, así como el anuncio de medidas drásticas para impedir que esto siga ocurriendo. Varios coroneles están siendo investigados y todo el país piensa que sólo gente muy poderosa ha podido permitir y facilitar la forma en que han operado estos maleantes. Las autoridades no explican cómo es que en ninguno de los grandes casos de drogas y lavado de activos que se han descubierto en los últimos años no han sido atrapados los principales responsables. Se han dado fugas espectaculares, faltan cargamentos de drogas y mucho dinero ha desaparecido, mientras las autoridades nacionales celebran unos triunfos que más bien parecen insignificantes frente a la magnitud del problema. A pesar de las reiteradas denuncias del Senador por la Provincia Peravia, Wilton Guerrero, sólo un grupo de ejecutores está siendo juzgado en la justicia por el caso Paya, mientras la droga y el dinero desaparecieron. También se esfumaron los hermanos Benítez, acusados de lavar grandes cantidades de dinero provenientes de un fraude en Estados Unidos, el español Ricardo Diez Conde, prófugo de la justicia de su país que creó una amplia red de lavado de activos en la región este. Figueroa Agosto se da el lujo de llamar a un programa de radio; Ramón del Rosario (Toño Leña) tampoco ha sido apresado, mientras un grupo de mujeres parecen ser protagonistas de una telenovela de mal gusto que entretiene a todo un país y que las autoridades parecen estimular. El panorama es sencillamente aterrador, en estos momentos el país parecería estar viviendo bajo un estado narco y corresponde a las autoridades revertir esta percepción, no con propaganda o con batidas policiales desesperadas e irresponsables, sino con un verdadero plan de acción y disponiendo los recursos necesarios. Fuera de algunas reuniones con los cuerpos de seguridad, el Presidente mantiene silencio, la Procuraduría y la fiscalía parecen desbordadas por la magnitud del problema y los cuerpos militares y policiales no acaban de explicar al país las verdaderas implicaciones internas en el delito. Altos oficiales que se reúnen con perseguidos y les filtran información, otros que venden expedientes, jefes de operaciones de la DNCD que aparecen implicados, policías y militares de todos los rangos protagonizando atracos, crímenes, supuestos intercambios de disparos donde no se sabe quiénes son los criminales; militares millonarios residentes en grandes torres y haciendo galas de riquezas que no se justifican en sus salarios; oficiales que son cancelados por sospechas de delincuencia y luego aparecen trabajando en el Palacio Nacional, en fin, la lista de hechos ya sobrepasa el nivel de las preocupaciones y debería colocar al gobierno dominicano en un estado de emergencia que se manifieste, no en palabras aisladas y denuncias sensacionales de algunos funcionarios, sino en medidas contundentes para enfrentar la situación y devolver la tranquilidad al país. En Participación Ciudadana nos sentimos preocupados y angustiados. Muchos ciudadanos, como nosotros, han dedicado gran parte de su vida a colaborar para construir una democracia y un Estado de derecho, donde los dominicanos y dominicanas puedan vivir decentemente, progresar, criar a sus hijos y ejercer su derecho al bienestar, la libertad y la felicidad. Grandes muros se han levantado frente a estas aspiraciones: la corrupción, las ambiciones desmedidas, la falta de institucionalidad, la agresión a los recursos naturales, las constantes violaciones de todas las leyes, el fraude, la delincuencia común, la indiferencia, la ignorancia y la falta de empoderamiento de la población. Frente a todos estos males hemos tenido triunfos y derrotas, avances y retrocesos, pero siempre manteniendo el ánimo y la voluntad de continuar luchando, así como la esperanza de que cada vez más jóvenes se integren a las diferentes manifestaciones de participación y lucha ciudadana. Pero en la lucha contra el narcotráfico y el lavado de activos no podrá haber triunfos sin que sean encabezados por el Estado y la clase política, con el liderazgo activo del Presidente de la Republica en persona. Estamos muy cerca de la situación en la que se encuentran varios países hermanos del continente en los que el Estado y la clase política no tomaron a tiempo las medidas para detener este cáncer antes de que hiciera metástasis. Es hora la dejar a un lado la inacción, la indiferencia, el encubrimiento, la alegre celebración de un supuesto crecimiento que todo el mundo sospecha de procedencia ilegal y el condicionamiento de toda acción a la conveniencia política del momento. El país necesita de su liderazgo estatal, político, militar, religioso, de la sociedad civil, las universidades, las escuelas y todos los ciudadanos y ciudadanas para enfrentar este mal que ha crecido en nuestras propias entrañas. No permitamos que este año se pierda en inútiles luchas políticas y carnavales electorales mientras los narcotraficantes extienden sus negocios. Hacemos un llamado a todo el país para que cada uno, en su propio medio y en las formas a su alcance, rechace el enriquecimiento ilícito y todas las formas de corrupción y delito que amenazan con destruir la nación. CONSEJO NACIONAL 20 DE ENERO 2010 |
