Representantes de la belleza dominicana engalanaron el evento.

Padrinos del Desfile y Festival Dominicano.

Vista parcial de los asistentes a la Gala.

Por Marcos Tamárez
Los pasados días 28 y 29 de agosto se llevó a cabo la edición número 11 del Desfile y Festival Dominicano en Lawrence, el cual fue un éxito rotundo.

La comunidad dominicana merece ser felicitada por la conducta y el nivel de educación mostrado durante esos dos días de actividad, pues en la misma no se reportó algún tipo de incidente y todo se desarrolló tranquilamente. También hay que felicitar al señor Brian De Peña y a los demás miembros del Comité Organizador por el trabajo realizado.

El éxito de las actividades en los días sábado y domingo, fue tal, que hicieron –por momento–olvidar el desastre que fue la Cena de Gala, realizada el viernes 27, en Río Bar & Grill de la calle Appleton.

Esta cena tuvo muchos desaciertos como el inicio, que ocurrió una hora después de lo programado, pese a que la convocatoria fue hecha para las 7:00 de la noche.

Uno de los puntos más negros del evento, fue el trabajo de Santiago Matías encargado de la maestría de ceremonia.

Al parecer al señor Matías, un popular locutor y conductor de uno de los programas de más pegada del área, nadie le dijo que su labor consistía en presentar un evento solemne y protocolar, pues éste entre regaños y chistes desatinados, hizo lo que le dio la gana con el programa de la actividad y desmedidamente lo rompía cuando mejor le parecía, convirtiendo su trabajo en un fiasco.

En tanto, la compañera de Matías, la joven Francheska Montás, dejó clara su poca experiencia en esos eventos, sin embargo, siempre mantuvo un bajo perfil que le permitió quedar bien parada y realizar un trabajo decente.

La destacable participación del ex piloto Gerardo Cáceres, orador invitado, fue opacada por los asistentes que en ningún momento dejaron de hablar mientras éste disertaba sobre la historia de la bachata.

La última nota desagradable de la noche la puso el alcalde William Lantigua, quien pedantemente mandó a callar a los presentes a quienes exigió imperativamente su atención, al punto de que le ordenó a alguien de nombre Pedro que parara una colecta que éste hacía para Casa Dominicana.

Como si esto no fuera suficiente, Lantigua politizó su discurso y entre agradecimientos y autoelogios llamó hipócritas e irresponsables a algunos de los presentes que son aspirantes a puestos electivos.

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