El mal de amores es parecido a una adicción
Por ELLEN McCARTHY / Washington Post
WASHINGTON
Uno tras otro, los estudiantes universitarios que estaban participando en un estudio del psicólogo Art Aron sobre el rechazo romántico, contaron sus dolorosas historias.
"No puedo dormir'', dijo uno. "Sólo estoy ahí, preguntándome que pasó y que pudo haber pasado''.
"Duele mucho'', dijo otro. "No lo resisto, me echo a llorar''.
Un joven se preguntaba, "¿Qué voy a hacer con ella?".
Todos podían explicar por qué sufrían pero, al estudiar su actividad cerebral, Aron y sus cuatro colegas descubrieron que estaban experimentando algo parecido a lo que sufren los adictos a la cocaína cuando dejan la droga.
"Es muy sustancial y muy real'', dijo Aron, coautor de un reporte publicado en el número de mayo del Journal of Neurophysiology.
Aron, profesor de psicología social en la Universidad Stony Brook en Nueva York, ha estado estudiando el amor románntico desde hace 30 años, usando tecnología de representación óptica cerebral durante la última década para examinar la experiencia, extremadamente subjetiva, en una forma relativamente concreta.
Para este estudio, Aron y sus coautores, incluyendo a la antropóloga Helen Fisher, reclutaron sujetos con un volante que decía: "¿Acaba de ser rechazado en el amor pero no puede superarlo?".
Las 10 mujeres y los cinco hombres seleccionados fueron entrevistados sobre sus relaciones y rompimientos. Cada uno reportó tener un "pensamiento obsesivo y anhelo de unión emocional''. Todos dijeron haber pensado en la persona que los rechazó durante más del 85 por ciento de su tiempo de vigilia y admitieron un comportamiento familiar para el que haya pasado por la experiencia: llorar durante horas, rogar por que lo acepten, llamar y mandar e-mails incesantemente, y beber en exceso.
Dentro de una máquina de representación óptica cerebral, se les mostró fotos de la persona amada, junto con las de personas neutrales como compañeros de cuarto. Cuando los estudiantes miraban la foto de la persona que los había rechazado, había significativamente más actividad en dos áreas del cerebro. La primera es un área cargada de dopamina que media en los sistemas de recompensa y también se enciende durante los primeros momentos de un amor romántico. La segunda es un área asociada con el deseo de usar drogas y la adicción.
Aron dijo pensar que sus descubrimientos sugieren "que pudiera ser de ayuda ver las cosas que han sido útiles para superar adicciones específicas con el objetivo de ayudar a la gente en este tipo de situaciones''.
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